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13-02-2014 - La presión por exceso o “la ansiedad de la suciedad”

Como ya hemos mencionado en otras notas (ver notas 3, 11 y 12), los dedos de la mano izquierda tienen un lugar - y un modo - muy específico para accionar sobre la cuerda, cortando la vibración de ésta contra el traste inmediato inferior. El lugar para aplicar la presión es lo más posible hacia la posición de estar sobre el traste, pero sin que el dedo haga contacto, de ninguna manera, con el otro lado (derecho) de la mitad de la semiesfera del traste metálico. Cuanto más cerca del punto óptimo de contacto este el dedo en su caída, menor será la presión que tendremos que realizar con el dedo para que el sonido salga limpio. Cuando el dedo está en el lugar justo y la aplicación de la presión procede de la acción correcta del dedo, con la utilización correcta del peso del brazo, el trabajo que debe realizar el dedo para bajar la cuerda es realmente mínima, (semejante a la de apoyar muy relajadamente las yemas de los dedos sobre una mesa).

Sin embargo, aún así, no siempre aplicamos la Presión Mínima Necesaria. Esto se debe en parte a un factor psicológico y en parte a la falta de una correcta exploración muscular. 

Reflexionemos primero un poco sobre el factor psicológico. 

Desde que abordamos el estudio de la guitarra nos encontramos con que una presión mal realizada por parte de un dedo de la mano izquierda tiene por resultado la producción de un ruido o, en el mejor de los casos, un sonido sucio sin "sustain". La diferencia entre la belleza del sonido bien realizado y la vacuedad del ruido es tal que nos acostumbramos a no querer producir nunca esos ruidos. 

Puestos ante la opción de hacer una presión excesiva -y garantizarnos la producción del sonido limpio- o hacer una presión mínima -y arriesgarnos a la producción de un ruido- la gran mayoría de la comunidad guitarrística elegirá hacer una presión excesiva por defecto.

Así, en el trajín de tocar una serie de notas, se termina por hacer una presión por exceso absolutamente innecesaria que agrega a la mano izquierda una tensión inmensa que solo tiene el efecto de bloquear los movimientos de la mano. Sin embargo, ante la posibilidad de que esta o tal nota no suene limpia, preferimos esa tensión. 

Tenemos miedo, la “angustia de la nota sucia”, y accionamos sobre el instrumento desde ese miedo, desde esa angustia. Hay que hacer las paces con el ruido. Si no nos acostumbramos a aceptar y aprovechar positivamente el error (ver nota 18) es imposible encontrar en punto justo de presión que requiere el trabajo de la mano izquierda. Hay que tomar el ruido como una indicación y no como un fracaso. Y hay que comprender que realizar una tensión innecesaria por miedo se constituye en uno de los mayores obstáculos hacia una interpretación musical basada en el disfrute.

Para poder eliminar la tensión por “angustia de la nota sucia” es necesario hacer una serie de experimentaciones musculares, teniendo en cuenta que la presión varía de nota en nota. 

Hay una Presión Mínima Necesaria distinta para cada dedo de la mano izquierda que acciona (porque cada dedo tiene una masa distinta), para cada cuerda (porque cada cuerda tiene una tensión distinta) y para cada traste en cada cuerda (porque cada traste tiene una distancia a la cuerda distinta y cada punto de la cuerda tiene una tensión distinta en función a su cercanía o lejanía del puente y del “capotasto”). La PMN también variará a según de la dinámica que apliquemos a una nota (no es la misma presión si tocamos “piano” o si tocamos “forte”), si estamos tocando una nota sola o un acorde y, también, dependiendo de de donde venimos y hacia donde vamos y que movimientos están involucrados en esos cambios.

Se hace evidente, asi, que la presión correcta debe ser estudiada con detenimiento para cada caso hasta que automaticemos el registro muscular independiente de la PMN para cada situación y podamos dejarlo librado a los reflejos. Si no hacemos en algún momento este trabajo siempre estaremos a la merced de la “angustia de la nota sucia”.

En cuanto a la experimentación muscular propiamente dicha, cada uno encontrará sus métodos para cada caso, siempre teniendo en cuenta que es más fácil agregar tensión que quitarla y, consecuentemente tiene mucho sentido la exploración de la PMN partiendo desde el sonido sucio e incrementando la presión en modo muy leve hasta que se produzca el sonido limpio. 

Una vez que la sensación muscular de la PMN está clara partiendo desde el sonido sucio se puede también realizar el camino contrario, presionando la cuerda por exceso y alivianando la presión hasta llegar a la PMN. 

La interpretación de notas o pasajes con presión “insuficiente” pondrá en evidencia que hay notas que suenan perfectamente aunque uno espera que suenen sucias. El trabajo de pasajes con presión menor a la PMN es necesario para contrarrestar la tendencia a aplicar tensión por exceso y como ejercicio para encontrar una "paz de espíritu" en relación a la "nota ruido" . El trabajo de notas o pasajes con presión por exceso en modo aumentado y calculado (y no accionando en modo inconsciente por la angustia) también sirve para mejorar la percepción muscular de la PMN. 

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