29
25-06-2014 - El estudio: Concepto y Calentamiento (Primera Parte)
(Notas relacionadas que quizá conviene mirar: n°1, n°2 y n°5)
Hay una cosa que tiene que quedar clara desde el principio. El momento de sentarse a estudiar NO ES un momento inevitable al que hay que someterse con resignación y disciplina para lograr,
finalmente - después de mucho sudor y sufrimiento, repetición y testarudez - un logro que se cristalizará en la interpretación final de una obra. El que se aproxime al estudio de un instrumento
desde esta perspectiva está condenado al fracaso artístico, creo firmemente.
El momento de sentarse a estudiar es el momento donde el instrumentista pone en juego todo su ingenio, toda su creatividad, todo su conocimiento, toda su sensibilidad. Es un momento maravilloso
donde suceden búsquedas estéticas, planteamientos filosóficos, exámenes de conciencia, observaciones científicas, aventuras musicales, decisiones lógicas, percepciones corporales aguzadas y el
azar. El momento en el que un músico realiza su trabajo de estudio cotidiano es el momento en que se enfrenta con sí mismo y se pide todo lo que se puede pedir y un poquito más, donde está más
abierto y expuesto al cambio, es el momento en que el músico es mejor ser humano que nunca. Es lo más parecido que podemos tener a un momento de “iluminación”. Si, puede ser que suene exagerado,
pero no lo es. El momento del estudio ES el logro.
Por supuesto, muchas veces nos ha sucedido de terminar una sesión de estudio descontentos. Ese es el momento de tratar de comprender, que pretendíamos del momento de estudio y como tratamos de
llegar hasta el objeto de nuestro deseo. A veces, deseamos cosas factualmente imposibles. A veces deseamos cosas posibles pero realizamos los trabajos equivocados. Nuestro descontento con el
estudio es un síntoma indicador de haber realizado alguna equivocación conceptual.
Hay muchas circunstancias diferentes y cada una merece un acercamiento al estudio diferente. No es lo mismo leer una obra por primera vez que retomar una obra, o profundizar el trabajo sobre una
obra que ya tenemos en dedos. Hay más variantes que seguramente influenciarán nuestro modo de estructurar el estudio, sin embargo hay algunas pautas que podemos seguir para lograr un estudio
satifactorio.
Comenzar el día de estudio con algún ejercicio físico que sirva para entrar en calor, activando la circulación y despertando y elongando los músculos. Puede ser un trabajo liviano en el piso,
pueden ser rotaciones de la cintura y de las rodillas, pueden ser ejercicios livianos de alguna disciplina marcial o alguna técnica de trabajo corporal (Feldenkrais, Eutonía, Logokinesis, etc.).
Es muy importante realizar el trabajo teniendo muy en cuenta la respiración.
Se puede comenzar el trabajo diario con el instrumento realizando algún trabajo liviano técnico que nos permita sintonizar la escucha, la sensibilidad corporal y las órdenes musculares. Yo no soy
muy partidario de hacer técnica aparte de las obras. Es un trabajo necesario en ciertos momentos del aprendizaje (verdad). A menos que tenga algún ejercicio técnico escrito específico que sea
evidentemente útil para algún pasaje, prefiero inventarme ejercicios técnicos para cada pasaje que me lo requiera.
En mi caso, todos los días realizo primero acordes con cuerdas al aire, para despertar los músculos flexores de la MD y encontrar una calidad de sonido con la cual comenzar el trabajo, también
hago un muy liviano y corto trabajo de rasgeos para calentar los músculos extensores.
Durante el trabajo con acordes con cuerdas al aire aparte del sonido busco, lograr una sensación clara y consciente del momento de tensión inicial del movimiento y de la sensación inmediata de
relajación, trato de ubicar la sensación en la yema de los dedos cuando paso sobre la cuerda, la sensación en cada una de las falanges de los dedos y en la parte del dedo entre cada una de las
falanges, el espacio vacío entre los dedos, la sensación en los nudillos y la palma, la reacción de los músculos a lo largo del brazo, La relación entre el movimiento y la calidad y la cantidad
de sonido.
Los acordes los toco de varias maneras distintas, siempre muy pendiente de qué es lo que pasa con todo el cuerpo y con el sonido. Primero desde antes de la cuerda y dejo sonar, después desde
antes de la cuerda y corto la resonancia volviendo a apoyar los dedos sobre sus respectivas cuerdas, después partiendo desde la cuerda y dejando resonar y, finalmente, partiendo desde la cuerda y
frenando la resonancia volviendo a apoya sobre la cuerda. Los acordes los toco con distintas posiciones de apertura, separando distintos dedos, mezclando distintas combinaciones, jugando a variar
las cuerdas, no necesariamente en un modo ordenado ni probando todas las variantes. Es un modo de comenzar a calibrar el instrumento (el cuerpo y la guitarra). Siempre trabajando lento. Entre
acorde y acorde 3 o 4 segundos. El espacio es importante para poder pensar y sentir lo que pasó con el cuerpo y con el sonido en el trabajo realizado inmediatamente antes.
Para la mano izquierda mi primer trabajo cotidiano son el vibrato y los saltos de posición. Estos dos trabajos deberían realizarse por separado si uno estuviera buscando cosas específicas, pero
como modo de sintonizar la mano izquierda a mi me viene muy bien realizarlos parcialmente juntos.
En modo muy lento, primero, voy a tocar varias veces una nota pisada con el dedo 2 en 5ta o 6ta posición (el dedo 2 es el más "estable" de la mano y la 5ta posición es cómoda) y comenzar con un
vibrato liviano poniendo mucha atención al hombro izquierdo, a la situación del codo (que no esté ni abierto ni cerrado en modo antinatural, sino cayendo como plomada), a que la muñeca esté
cómoda, relajada y derecha, que la situación del arco del dedo 2 sea tal que el mismo arco me permita en modo relajado -sin tener que tensar el dedo- soportar el peso necesario para bajar la
cuerda hasta el traste, que todas las falanges involucradas en el vibrato estés "libres". Voy a jugar a hacer el vibrato pequeño y liviano desde distintos lugares: desde el biceps, desde el codo,
desde la rotación perqueña de la muñeca (partiendo desde el radio y el cúbito), y desde las articulaciones de las falanges de los dedos. No me lleva mucho, solo unos instantes. Voy a hacer lo
mismo luego con los otros 3 dedos, sintiendo bien la relajación de la palma de la mano, el pulgar (que no debe hacer ningún esfuerzo), el espacio natural de separación entre los dedos, la
resistencia de la cuerda al peso del dedo, la resultante sonora para cada tipo de vibrato. Puedo jugar a variar la intensidad y velocidad del vibrato.
Seguido, empiezo a trabajar los saltos de posición, siempre manteniendo el vibrato. Para trabajar los desplazamientos utilizo la 3era cuerda. El ejercicio consiste en realizar saltos de posición
con glissando de un mismo dedo (tratando de que el glissando no se escuche) desde la 1era posición hasta la 9na. tocando negras lentas en un compás de 4 tiempos en el sgte modo: 1 9 9 1 / 1 9 9
1, etc... (1 y 9 son las posiciones). Los saltos los hago primero siempre con el mismo dedo de la MI varias veces y después los varío, siempre en modo lúdico, cambiando las posiciones en un modo
consciente pero no necesariamente ordenado. Me sirve decir el número de la posición antes de glissar. También empiezo a variar los dedos con los que salgo y llego de una a otra posición. Esto sí
lo hago en modo sitemático con todas las parejas de dedos. Salir de 1era pos. con dedo 1 y llegar a 9na. o 10ma. con 2, 3 o 4. Salir con 2 y llegar con 1, 3 o 4, salir con 3... etcétera. Siempre
trabajo con el esquema (a b b a, en cuatro tiempos de negra).
Mientras hago este trabajo de salto de posición pongo mucha atención a sentir desde donde realizo el desplazamiento, en que medida está implicada la gravedad o el látigo, que tan veloz se realiza
el cambio, que tan sonoro resulta el glissando, cual es la presión de cada dedo aplicada en el momento de tocar la nota o en el momento de glissar, especial atención merece el momento en que el
se cambia de dedo (puede ser a la partida, durante el trayecto o a la llegada), directamente vinculado con esto esta la conscientización del pasaje de peso de un dedo a otro y del modo en que se
levanta el dedo que deja de actuar. Y mientras, continúo a sentir todas las cosas que trabajé con el vibrato.
Cada uno puede tener sus propios ejercicios de calentamiento. El punto de explicar estos trabajos que hago con la MD y MI es resaltar la importancia del momento de calentamiento como un momento
de recalibración del cuerpo previa al trabajo fino que se realizará después; un momento para despertar la percepción de las sensaciones corporales y asociarlas en modo directo a ciertos trabajos
musculares, para despertar la escucha y la reacción a lo sonoro en una situación que nos es familiar y cotidiana, desvinculada de búsquedas pertinentes al discurso musical.
Fin de la Primera Parte. (Ir a la segunda parte)
--------------------------------------------------------------
Ya van casi 4 años de Reflexiones sobre Interpretación, Técnica y Mecánica. 45 Reflexiones compartidas con gran alegría, que me han llevado tiempo y dedicación escribir. La idea siempre está presente de completar las reflexiones con más material en forma de un libro pero mientras tanto, siempre pensé -y sigo pensando- que estas reflexiones deberían ser gratis. Me gustaría que el libro también sea gratis. Es la idea, compartir los conocimientos que tengo para que todos podamos hacer más música con nuestro hermoso instrumento. Es por eso que a partir de ahora Reflexiones ITM acepta donaciones. Si estas reflexiones te sirvieron, si las usaste y te fueron útiles de alguna manera, si te parecieron interesantes y querés sostener el trabajo que vengo realizando y que quisiera continuar, podés apoyar este trabajo contribuyendo con una donación completamente opcional y personal (sin monto mínimo). Hacé click en el botón acá abajo y doná tu contribución. Tu apoyo será de una gran ayuda para los próximos proyectos!